lunes, 4 de mayo de 2015

Laura....mi antes y después...en el camino de la enseñanza

    ¡Seño estamos cansados de Laura! Todo el tiempo nos persigue.
    Seño, yo le voy a “dar”… me agarra y me quiere besar… le voy a pegar.
    ¡No la aguanto más! ¡Que se valla de esta escuela!
Los reclamos de cada uno de los alumnos de segundo grado eran cada vez más. Cómo descubrir qué pasaba por el interior de Laura, que no podía comunicarse con sus compañeros de una manera que no molestara.
La violencia y la agresividad física y verbal surgieron en el grupo de manera cada vez más preocupante. Siempre en las cuerdas del ring estaba Laura; con su brazo sano mantenía la firmeza, con el otro “daba latigazos” en su defensa. Salía de esa lucha hostil caminando con dificultad, “dificultad” que le había regalado la vida en sus primeros años de vida, cuando la falta de alimentación, control y cuidados le provocaron una hemiplejia cerebral. Esta pelea a la muerte se la ganó, pero la mala perdedora la dejo con dificultades en la motricidad de su cuerpo en el hemisferio derecho.  Y como una paradoja le regaló un desarrollo sexual, hormonal y físico superior al de su edad (con solo 8 años  parecía una joven adolescente floreciendo) y un desarrollo mental inferior.
¿Qué era lo que necesitaba? ¿Cuántas veces me lo pregunte? ¿Cuántas reuniones con equipos técnicos y su madre adoptiva en busca de respuestas?... Su madre…ella la había adoptado a los 4 años, en un acto de profundo amor, ya que sola enfrentó la gran tarea de amarla. Intentaba sostener, con su humilde sueldo de profesora, tratamientos psico-pedagógicos, psicológicos, y de  rehabilitación motora.
Fue cuando me informaron que recibiría la ayuda de una docente integradora. Con una mirada muy tranquilizadora evaluó la situación y me propuso cambiar la forma de trabajo, comenzar a JUGAR. “¿Cómo podría cumplir con el programa de contenidos si me ponía a jugar?”, fue lo primero que pensé. Pero mi necesidad de encontrar armonía era mayor que mi preocupación por los contenidos. Así que me entregue a la propuesta. Juntas armamos un proyecto donde jugando aprendimos a “mirarnos, decirnos qué sentíamos, hablarnos, perdonarnos, escucharnos, compartir, crear”. Fue maravilloso ver como esos niños que por momentos parecían odiarse comenzaron a respetarse a crear cosas en conjunto.
¿Qué paso con Laura? Era la más feliz, en el juego ella era y se sentía “protagonista”. Encontré mi respuesta. ¿Qué era lo que Laura necesitaba? 
“PROTAGONISMO Y RECONOCIMIENTO” era todo lo que quería. Ser vista, reconocida,  aceptada en sus diferencias. ¿Qué poco era y a la vez que difícil? ¿Cómo transmitirles a los niños esto, si los adultos constantemente discriminamos las diferencias y solo aceptamos estructuras normales? Como mis planificaciones, que solo respondían a prácticas estructuras…

Cuando me vuelvo a encontrar con grupos que me confunden, perturban o preocupan …vuelvo a jugar.

1 comentario:

  1. Daniela, Me sumo a esta entrada! Donde tu protagonismo está visible! Me encantó! Saludos María Elena Parma

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